La pandemia provocada por el SARS-CoV-2 ha provocado cambios sin precedentes dentro de los sistemas nacionales de salud de todo el mundo, con más de 102 millones de individuos infectados y cerca de 2 millones de muertes a día de hoy.
En los primeros estudios chinos publicados de pacientes infectados y que sufrieron neumonía bilateral, se describieron alteraciones hemostáticas con tendencia a ocasionar enfermedad trombótica venosa y arterial —es decir, la formación de trombos o coágulos sanguíneos en ambos sistemas—, fundamentalmente en aquellos que requirieron ingreso en Unidades de Cuidados Críticos.
Estas observaciones han sido corroboradas después en múltiples investigaciones y se estima que la incidencia de la patología trombótica ha aumentado hasta un 30 % en las personas que padecen covid-19. Además de los factores clásicos de riesgo, se han descrito nuevos mecanismos que predisponen a los pacientes a una mayor incidencia de enfermedad tromboembólica venosa o ETEV.
La presentación clínica grave de la covid-19, caracterizada por el síndrome de dificultad respiratoria aguda, shock séptico y coagulopatía, podría explicarse por el hecho de que el SARS-CoV-2 —a través de la enzima convertidora de angiotensina— infecta tanto a los neumocitos (tipo de célula especializada que forma los alveolos pulmonares) como a las células endoteliales vasculares, que son su principal objetivo.
Aportaciones de la hematología a la covid-19
Simultáneamente a la publicación del anterior trabajo, la ASH ha publicado la actualización de las recomendaciones sobre el uso de la anticoagulación para la tromboprofilaxis en pacientes infectados por SARS-CoV-2 y sugiere su utilización “de intensidad profiláctica —en lugar de intensidad intermedia o terapéutica— para pacientes con enfermedad crítica relacionada con covid-19 que no tienen sospecha o confirmación de tromboembolismo venoso (recomendación condicional basada en una certeza muy baja en la evidencia sobre los efectos)”.
Además, actualmente hay varios ensayos clínicos en marcha que comparan dosis profilácticas con dosis intermedias de heparina en este grupo de pacientes para la prevención de la ETEV. Por ello, es posible que dichas recomendaciones puedan cambiar cuando dispongamos de los resultados de tales estudios.
Esta ha sido una de las más importantes aportaciones que ha hecho la hematología en la lucha contra la covid-19. Eso sí, junto con la investigación en terapia celular liderada por el uso de plasma de enfermos convalecientes y las células mesenquimales, la similitud entre el síndrome agudo respiratorio severo y el síndrome de liberación de citocinas de la terapia CAR-T, y la cuantificación del impacto de la pandemia en los pacientes hematológicos, con especial atención a los que tienen hemopatías malignas o han recibido un trasplante de médula ósea.
Fuente: https://www.agenciasinc.es/Opinion/Asi-ha-ayudado-la-hematologia-al-tratamiento-de-la-covid-19