¿Para qué sirven los virus? Ciertamente, tienen “mala fama”.
Pero no debemos analizar la naturaleza desde un punto de vista antropocéntrico. Es más, en muchas ocasiones no tenemos los conocimientos suficientes para valorar el papel que desempeñan determinados elementos (vivos o inanimados) en un ecosistema. En general, cuando pensamos en los microorganismos, lo primero que nos viene a la cabeza son enfermedades. Por ejemplo, producción de antibióticos (algunos mohos y bacterias), alimentos como el yogur (bacterias) o bebidas como la cerveza (levaduras). Y los virus, ¿para qué sirven? Parece que únicamente para causar enfermedades… ¿O no? ¿Tenemos virus en nuestro organismo aunque no estemos enfermos? No es posible comentar en un único artículo todo lo que los virus aportan a nuestra vida. Pero veamos algunos ejemplos:
1.- Tratamiento del cáncer y otras patologías
El retinoblastoma es un tipo de cáncer ocular que afecta principalmente a niños. Puede causar ceguera y, si no responde al tratamiento, hay que extirpar los ojos para que no se extienda a todo el cuerpo. Un adenovirus modificado genéticamente se ha utilizado con éxito para el tratamiento de esta enfermedad. Ataca y elimina a las células cancerígenas sin afectar a las sanas. También hay ensayos para usar virus modificados en el tratamiento de otros tipos de tumores: melanomas, glioblastomas. Incluso para tratar el cáncer de cuello de útero, causado por otro virus. Entre las enfermedades crónicas, se investiga el uso de bacteriófagos (virus que atacan a bacterias) para el tratamiento de la fibrosis quística y la colitis ulcerosa.
Algunos estudios demuestran que las personas sanas tienen una composición de fagos en su intestino diferente que las personas con colitis ulcerosa o enfermedad de Crohn, dos trastornos intestinales graves. Esto también podría estar relacionado con la eficacia del trasplante de heces. La presencia de un virus entérico parece compensar la función benéfica del microbioma intestinal en ratones. Incluso hay un virus, llamado GBV-C, que contribuye a mejorar el pronóstico de los enfermos de SIDA. Las personas que tienen ese virus, relacionado con el de la hepatitis, pero que no produce ninguna enfermedad, no están libres de SIDA. Ahora bien, tienen menos síntomas y la mortalidad en ese grupo es menor.
2.- Alternativa a los antibióticos para tratar infecciones graves
La fagoterapia es el uso de bacteriófagos para tratar infecciones graves. Es una alternativa al uso de antibióticos, especialmente en aquellas infecciones en las que las bacterias son resistentes a la mayoría de los antibióticos disponibles. Estos virus son muy específicos. Pueden atacar a las bacterias patógenas, sin causar ningún efecto en nuestro microbioma “bueno”. En 1919, D’Herelle ya utilizó fagos para tratar infecciones. Actualmente, es un tipo de tratamiento muy controlado, y sólo se utiliza en infecciones muy graves y cuando no hay otras opciones. Por otra parte, podrían ser una alternativa al uso de antibióticos, disminuyendo así la presión selectiva y la aparición de resistencias.
3.– Contribuir a la seguridad alimentaria
Varias empresas trabajan en el desarrollo de “cócteles de fagos” para administrar a animales de granja. Al ser efectivos frente a las bacterias patógenas más comunes en cada especie, mejoran la salud de los animales. También contribuyen a disminuir el uso de antibióticos. Las industrias alimentarias están especialmente interesadas en usar fagos frente a las principales bacterias patógenas transmitidas por alimentos. Incluso se podrían usar para desinfectar las instalaciones de producción. También se propone su uso para luchar contra los microorganismos que alteran alimentos.